La exposición «La loza de Hellín. Brillo y color» presenta la historia de las producciones cerámicas esmaltadas de los alfares de Hellín desde los siglos XVI hasta el XIX dentro del panorama cerámico español. Se trata de una loza que fue muy apreciada y demandada.
Los obradores se ubicaron en los barrios de la Cruz y de San Roque, ambos a las afueras de la villa de Hellín. En ellos trabajaban aprendices, oficiales y maestros. Se conocen familias de alfareros como los Lozano, los Zaragoza o los Padilla, entre otras, que trabajaron con los materiales como la arcilla, el plomo, el estaño o los óxidos metálicos. La loza hellinera abarcaba una diversidad de tipologías, destinadas al servicio de mesa y al aseo personal, a usos farmacéuticos o al servicio religioso. También manufacturaron cerámica aplicada a la arquitectura, como la azulejería, las placas o las tejas vidriadas en blanco o en azul.
Los clientes fueron el clero regular y secular, además de los concejos, las cofradías, miembros de la sociedad civil, plateros, escultores, notarios, boticarios, médicos, junto con otros grupos sociales más modestos, formando siempre parte de sus ajuares.
Los motivos decorativos representados en las lozas fueron muy variados, siendo los temas vegetales los más abundantes, pero, además, estaban presentes los zoomorfos, los paisajes, las arquitecturas y la heráldica, entre otros. Esta decoración aparece en los tres tipos de loza que se muestran en la exposición: la loza bicolor (azul y ocre), la tricolor (azul, ocre y manganeso) y la monocolor, con el protagonismo del color azul cobalto sobre blanco. Uno de los aspectos que singularizan a la loza de Hellín es la presencia de inscripciones, hecho que nos suministra una valiosa información sobre aspectos inherentes a la cultura y sociedad de la Edad Moderna.
Esta exposición da a conocer uno de los centros cerámicos más importantes de la Edad Moderna del territorio español que, además de controlar el mercado del antiguo Reino de Murcia, llegó a comercializarse en otros reinos limítrofes, como Toledo o Valencia.